martes, 6 de febrero de 2007

Estudio del Pintor, de Courbet

Gustave Courbet 1819-1877
El taller del pintor1855
Óleo sobre telah.
3,59 x a. 5,98 m
París, museo de Orsay(c) R.M.N.
Este cuadro-manifiesto, rechazado por el jurado del Salón, es la atracción principal de la exposición particular que organiza Courbet al margen de la Exposición Universal de 1855. Su subtítulo –Alegoría real que determina una fase de siete años de mi vida artística y moral– indica la medida del propósito ambicioso y un tanto enigmático del pintor. "La gente es quien viene a hacerse pintar en mi casa" precisa Courbet, y podemos reconocer principalmente en la parte derecha del cuadro a Baudelaire, Champfleury y Proudhon. Pero la identificación de las figuras de la parte izquierda sigue siendo incierta, se han emitido las especulaciones más diversas en cuanto al sentido real de este cuadro. Con El taller del pintor Courbet cuestiona la jerarquía de los géneros dando a su manifiesto personal el rango y el formato de la más prestigiosa pintura de historia.
Fuente: http://www.musee-orsay.fr

2 comentarios:

El blog de Historia del Arte dijo...

Biografía:
Pintor francés muy prolífico y de gran influencia que, junto a sus compatriotas Honoré Daumier y Jean François Millet, fue pieza fundamental en el origen de la escuela realista de pintura del siglo XIX. Hijo de una familia acomodada de agricultores del Franco Condado, Courbet nació el 10 de junio de 1819. Llegó a París alrededor de 1840, según parece para estudiar derecho, sin embargo, se dedicó a pintar, cosa que aprendió copiando las obras maestras del Museo del Louvre. En 1850 expuso Los picapedreros (1849, en la Gemäldegalerie de Dresde, destruida por un bombardeo en 1945), cruda representación de unos obreros arreglando una carretera. En esta obra Courbet evita deliberadamente el elemento exótico, de gran carga emocional, característico de la tradición romántica y no sigue las reglas de composición de la pintura académica. Siguió escandalizando a los académicos con su obra de enormes proporciones Entierro en Ornans (1850, Museo Orsay, París), en la que un friso de campesinos pobremente vestidos rodea una tumba de grandes proporciones. El desafío a las convenciones se hace aún mayor en otra pintura de colosal tamaño, El estudio del artista (1855, Museo Orsay), que subtituló Alegoría real sobre siete años de mi vida artística. En el centro se halla retratado el propio Courbet pintando un paisaje, con un niño, un perro y una voluptuosa mujer desnuda, a la izquierda, un grupo de personajes con aire aburrido le ignora manifiestamente, a la derecha, una multitud de amigos llenos de vida y entusiasmo admira su obra. En esa misma época publicó un provocativo manifiesto en el que exponía con todo detalle su credo social y realista sobre el arte y la vida, que le proporcionó una gran popularidad. Para entonces su estilo ya estaba totalmente maduro y se caracterizaba por una técnica magistral, una paleta limitada aunque vigorosa, composiciones sencillas, figuras de modelado sólido y severo (como puede apreciarse en los desnudos) y gruesos trazos de pintura muy empastada que a menudo aplicaba con espátula, lo cual se manifiesta sobre todo en los paisajes y las marinas. Courbet, tan radical en política como en pintura, fue nombrado por la revolucionaria Comuna de París en 1871 director de los museos de la ciudad, puesto desde el que logró salvar las colecciones del Louvre del incendio de las Tullerías y del saqueo de las masas. Sin embargo, tras la caída de la Comuna, Courbet fue acusado falsamente de haber permitido el derribo de la columna triunfal de Napoleón ubicada en la Plaza Vendôme, fue encarcelado y condenado a pagar la reparación. En 1873 fue obligado a expatriarse, se trasladó a Suiza y allí continuó pintando hasta su muerte, el 31 de diciembre de 1877 en Verey.

Nota: Imágenes de obras disponibles (ver fuente).

Fuente: http://www.epdlp.com/pintor.php?id=223

El blog de Historia del Arte dijo...

Gustave Courbet, El estudio del pintor (1854-1855).
Museo de Orsay, París.

El estudio del pintor, que lleva por subtítulo Una alegoría real de siete años de mi vida artística y moral, es la gran excepción de la obra de Courbet (mide 3,60 x 6 metros) precisamente por tratarse de una alegoría que, por muy real que sea, es un medio que poco tiene que ver con su concepto de la pintura. Su importancia estriba en el ambiente y los personajes que ilustra por un lado, y en el rechazo que provocó en los círculos oficiales por otro. Aquí Courbet nos quiere resumir su experiencia como hombre (aludiendo a su vida privada) y como artista desde la revolución de 1848: a mano izquierda concentra aquellas figuras que representan la realidad fuera de su estudio (una mendiga, un cazador, un cura, un vendedor...), mientras que a mano derecha encontramos los retratos de los personajes relacionados con la vida del artista: Alfred Bruyas (su amigo coleccionista y marchante); Pierre-Joseph Proudhon, el filósofo socialista; Champfleury, escritor y crítico de arte, y, por último, la imagen de Baudelaire leyendo, que cierra el cuadro. La dama bien vestida y su pareja representan al público amante del arte. En el centro, el propio Courbet pinta ante una modelo semidesnuda, a quien se ha interpretado como la alegoría de la Verdad, mientras que en el niño que observa se ha visto personificada la Inocencia.
Courbet realizó su Estudio para la Exposición Universal de 1855, donde fue rechazado por el jurado junto a su Entierro en Ornans. Ante la imposibilidad de exponer su obra en una sala oficial, resolvió abrir un pabellón para él mismo que denominó "del Realismo". Por diez céntimos se podía comprar el catálogo que incluía El Manifiesto Realista, un panfleto en el que el pintor exponía sus principios artísticos. Este acto de subversión ante las instituciones artísticas abre un nuevo canal de comunicación entre el artista y su público (al que se dirige sin intermediarios) que será precedente directo de los impresionistas y, después, de los artistas de la vanguardia.

Fuente: RAQUEJO GRADO, Tonia. "La pintura decimonónica." El mundo contemporáneo. Historia del Arte, Tomo 4. Alianza Editorial, Madrid, 1997.