sábado, 3 de febrero de 2007

El juramento de los Horacios, de David

Jacques-Louis David: El juramento de los Horacios
1785. 330 x 425 cm. Oleo sobre lienzo.
Musée du Louvre, París.


Se trata de un asunto dramático y moral: la virtud cívica y el heroísmo de los Horacios, que prestan juramento ante su padre de matar a los Curiacios para obtener de esta manera la supremacía romana sobre los Albanos (Tito Livio, libro I, cap. 26).
La exaltación de la virtud cívica se lleva a cabo al destacar el grupo de mujeres de la derecha del cuadro, una de les cuales, la hermana de los tres Horacios, Camila, prometida de uno de los tres Curiacios, desconsolada, llora simultáneamente la pérdida de su enamorado y la de sus hermanos que marchan al combate.
¿Qué significado tiene en aquél momento la aparición de una representación pictórica de la escena heroica relacionada con la tragedia de Corneille? ¿Cuál es el significado de un cuadro tan simple y compacto en su composición, un cuadro en el que las figuras principales están ubicadas sobriamente a ambos lados, vestidos como antiguos romanos, un cuadro pintado con severa objetividad? ¿Cómo se explica el éxito entusiasta que tuvo en una época en la que Fragonard todavía estaba pintando sus suntuosos cuadros rococó, basados en la tradición de Rubens y Watteau?
El cuadro fue pintado para el Ministerio de Bellas Artes. La Corte de Luís XIV hacía concesiones al nuevo espíritu de la burguesía y asumía el aspecto de un absolutismo ilustrado: por ello la administración real encargaba trabajos -preferentemente con una tendencia moralizante y temas derivados de la historia antigua- a través del dicho ministerio. No obstante, en este cuadro, la exaltación del patriotismo y de la virtud cívica en toda su austeridad, la economía puritana de su composición, iba radicalmente dirigida contra sus patrocinadores. Su éxito desbordante estaba determinado por el fuerte sentimiento de oposición contra la desmoralizada Corte y su corrupto gobierno. Este cuadro es, pues, la expresión más característica y aguda de la visión de la burguesía en vísperas de la revolución. Es rígido, simple, sobrio, objetivo, en una palabra, puritanamente racional. Grupos simples y líneas rectas organizan toda la composición, haciéndola clara y vistosa. Este es el método de composición conocido generalmente como clasicista.
Al mismo tiempo, existe una gran dosis de naturalismo objetivo que determina su sobrio colorido, su exactitud de detalle, su presentación clara de objetos simples: el carácter escultural de las figuras era meramente el resultado de los cuidadosos estudios del modelo -muy distinto de las figuras esquemáticas y vacías del rococó.
Este naturalismo de David es tan característico del gusto de la burguesía en ascenso, como su clasicismo; ambos son aspectos inseparables de su objetivo racionalismo. La combinación de ambos factores fue la causa de su éxito (cabe recordar que el naturalismo tenía que asumir una forma clasicista en una composición histórica para poder ser aceptado por el público de la época).
En cuanto a la forma y al contenido, sus antecedente son la tragedia de Corneille -es su fuente literaria- y la obra de Poussin -es su fuente formal. David está, pues, vinculado con el arte del período de Richelieu y del joven Luís XIV, período en el que la monarquía tenía el apoyo de la nueva clase media en sus esfuerzos para alcanzar un programa de centralización, en contra de los intereses de la aristocracia; y este período de ascenso de la burguesía produjo necesariamente un arte clasicista, es decir, un arte que surgía de la concepción racionalista de la vida, peculiar de la burguesía. Era el arte más progresista posible en la Francia de aquella época.
La libertad con la que David asume el tema queda patente por el hecho de incluir una viuda y dos niños al lado de los personajes femeninos; ninguna fuente literaria menciona este subgrupo. Y lo interpretamos como tensión entre un elemento heroico (los ciudadanos guerreros) y un elemento patético (las mujeres y los niños). Lógicamente, la pretensión de David es la de reforzar el elemento patético con el subgrupo de la viuda y los niños. La luz de este cuadro es una luz teatral, realista, vigorosa, que define los detalles y personajes que se quieren resaltar. Existe un cuidado especial en el tratamiento de la luz y el color con el objetivo de provocar un alto grado de efectismo. Así confiere una gran teatralidad en la gesticulación de los personajes y de la escena, destaca el protagonismo dado a los respectivos grupos, remarca los sentimientos (sobre todo en el grupo de las mujeres) y el brillo de la musculatura masculina, hace destacar a la figura del padre gracias al color rojo de su capa (por la intensidad y el impacto cromático).
El cuadro presenta una construcción del espacio basada en coordenadas en vez de diagonales, fórmula que después de David será la más utilizada en toda la pintura neoclásica. Este espacio nos viene definido en términos renacentistas de perspectiva, con especial referencia a Brunelleschi (fácilmente identificable en sus modelos de san Lorenzo o de los Inocentes) y a Mantegna (el enlosado de su Tránsito de la Virgen). La arquitectura que enmarca el tema establece una novedad: desaparece la naturaleza como telón de fondo de la Historia, estableciendo unas nuevas coordenadas escénicas más reales y creíbles. Esta arquitectura participa también de la "época heroica": pesadas columnas dóricas desprovistas de base sitúan la escena en una clara referencia clásico-romana. Y es en este contexto donde tenemos que ver personificado al estado por el cual los guerreros van a luchar y que queda simbólicamente presente en una arquitectura republicana. De esta forma, los conceptos "patria" y "casa" formarían una unidad y una clara referencia a Roma. El grupo de hombres está trabajado en base a una anatomía que permite captar los contornos y posturas firmes y angulosas que parecen confundirse con la rigidez metálica de la jabalina y las espadas listas para el combate. Este grupo se presenta con una disciplina militar de pensamiento, alma y cuerpo, que no es ajena a una interpretación política del tema.
El grupo de las mujeres está definido por suaves contornos y siguiendo una línea ondulada que quiere expresar un sentimiento luctuoso y una imagen del dolor.
En el centro de la composición, la figura del padre, la única figura que se nos presenta aislada. Es la figura del padre y del ciudadano, la antítesis entre el sentimiento y el deber. La composición racional (los protagonistas están concentrados en una línea única, rígida), la anatomía meticulosamente estudiada, los colores sobrios (hay una renuncia a los efectos pictóricos en pro de un arte puramente lineal), la exactitud de los detalles y la limitación a lo más necesario, la objetividad en la representación y la exaltación del heroísmo romano, son elementos característicos de la ideología en imágenes de la burguesía ascendente del final del Antiguo régimen.
El estudio de las diagonales (reforzadas por las líneas del enlosado del suelo) del cuadro lleva al centro de interés que David quiere destacar: las espadas en alto. La composición se adapta a una ley fundamental de la percepción visual: la ley de la balanza, según la cual las masas se equilibran de tal forma que la izquierda (que recibe un mayor impacto visual por el hecho de estar situada en el inicio de la lectura) requiere más masa, más volumen, que no la de la derecha, que es la continuación de nuestra lectura y el punto de salida del tema. Además, se ajusta a la "sección áurea": abatiendo la diagonal del cuadrado tenemos un rectángulo que se acerca a las dimensiones de la pintura. El tema principal, el Juramento, está colocado dentro de un rectángulo visual situado aproximadamente a dos tercios de la altura de la base del cuadro.

Fuente: http://cv.uoc.es/~991_04_005_01_web/fitxer/perc80.html

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