miércoles, 7 de febrero de 2007

El despertar de la inocencia, de H. Hunt

The Awakening Conscience 1853
The Awakening Conscience was conceived as the modern-life counterpart to Hunt’s celebrated image of Christian salvation called The Light of the World (1851–3, now at Keble College, Oxford). In this picture Hunt set out ‘to show how the still small voice [of conscience] speaks to a human soul in the turmoil of life’. A kept woman, realising the error of her ways, rises suddenly from the lap of her lover, inspired by the light pouring through the window from the garden. Many of the details, such as the bird trying to escape the cat, suggest both the snares of prostitution and the possibility of redemption.
Fuente: http://www.tate.org.uk

1 comentario:

El blog de Historia del Arte dijo...

William Holman Hunt, El despertar de la conciencia (1853).
Tate Gallery, Londres.

Hunt recorrió los suburbios de Londres para encontrar a una prostituta que le sirviera de modelo para Peggotty, la mujer que Dickens describe en su novela David Copperfield.

Para Ruskin, la finalidad última del arte es la educación moral, por lo que los prerrafaelistas ejercieron desde sus obras una militancia que afectó particularmente a la mujer descarriada, un asunto que llegó a preocupar socialmente dada la frencuencia con la que las mujeres prodecentes del campo se prostituían en la ciudad. Este tema es corriente tanto en pintura como en literatura, encontrándose a veces conectados en obras como El despertar de la conciencia, donde Hunt ilustra un pasaje de David Copperfield de Dickens. Concretamente la mujer que aquí vemos (en realidad Annie Miller, una prostituta de la que acabó enamorado Hunt) es en la novela de Dickens la vieja Peggotty, que en un momento de la narración (justo el que ilustra el cuadro) recuerda la inocencia de su infancia, esa niña Emely que fue una vez. Este recuerdo se despierta en ella precisamente al oír la canción de cuna que su amante entona al piano. Al recordar ese estado de inocencia perdida, Miller se levanta del regazo de su amante apartándose (liberándose) de él. Aunque la obra causó un considerable escándalo entre el público conservador al reconocer en el cuadro a una prostituta de carne y hueso que además era retratada como tal, si la comparamos con la Olympya de Manet (también protagonizada por una prostitua real y no por una modelo que "actua" como tal) veremos que Hunt evita en realidad la confrontación directa del asunto para tratarlo mediante símbolos (identifica a la mujer con el pájaro enjaulado) como si fuese una alegoría.

Fuente: RAQUEJO GRADO, Tonia. "La pintura decimonónica." El mundo contemporáneo. Historia del Arte, Tomo 4. Alianza Editorial, Madrid, 1997.